miércoles, 30 de enero de 2013

Pétalos de sueño eterno

Sentado en mi sillón estaba
en un estado muy extraño me encontraba
una forma intermedia entre el sueño y la conciencia
donde ves figuras extrañas
a partir de los objetos que no son mas que mera ciencia.

Noto de repente una curiosa figura
de una antropomórfica lindura
trae un capuchón negro que lo cubre de cabeza a pies,
mas mi temor aumenta a la presencia de la muerte creer.

No, se acerca y me alivio más,
no puede ser la muerte que me viene a llevar
pues si de ella se tratara, traería en su mano una hoz
en lugar de la bella rosa purpura que portaba entre nos.

No, su pálida cara era la de una bella mujer,
y no faz de perdición que nunca he podido creer;
solo yo y aquella figura que me acariciaba lentamente, con su flor... siempre la flor.

Parpadeo, y a la vuelta de tan pequeño descuido
desemboco en otro lugar,
un cotidiano espacio
y no hacía mas que una conocida voz escuchar.

Y sin mas la veo a ella,
a quien le juré amor eterno,
a quien le regalé los astros del cielo,
a quien le destrocé los sueños y las ilusiones por completo.

Comprendí entonces que aquella que alguna vez llamé mi amada
lloraba por el dolor que dejé yo en ella
y se le acerca la misma figura sin previa llamada,
aquella que estuvo a mi lado segundos atrás... con la flor.

Cortó unos pétalos de aquella rosa
y la posó en la cabeza de mi ya no amada,
pero ésta seguía en su llanto interminable,
y sin darme cuenta,  en otro lado ya estaba.

Esta vez era un lugar muy curioso,
oscuro a mas no poder,
era sin embargo agradable, perfecto.
Y vi a lo lejos una pequeña criatura.

Era yo mismo dentro del vientre de mi madre;
por el tiempo pensé que me llevaba mi mente,
mas no era yo...
sangre de mi sangre, fruto de mi acabado amor.

Pero luego salieron las aterradoras garras infernales
que sus miembros arrancaron uno a uno,
el pequeño solo podía moverse desesperadamente
con todo esfuerzo sin resultado alguno.



Incapacitado de defenderse,
solo dejó que su corta vida acabara,
no había alcanzado a ver la luz del sol

antes de que mi miedo al destino lo agarrara.

Se le acercó la mujer flor en mano
y le arrojó otros pétalos
que desaparecieron junto con lo que quedaba de feto,
y junto a mi, pues yo también me desvanecí.

Y de pronto me enceguecí,
una fuerte luz recaía sobre mis pupilas
y no hacia más que dejarme llevar,
mientras dentro de mi me devoraban las víboras.

Mi padre solo en un cuarto apenas iluminado
por aquella luz que a mi sin vista me dejó,
la misma cara de desesperación llevaba que el día en que lo dejé,
el día que decidí olvidarlo y sacarlo de mi vida
sin razón aparente.

Esos ojos
eran los mismos de aquella vez
cuando mi madre nos dejó a los dos;
el cáncer lo alejó de ella,
y el rencor lo alejó de mi voz,
y él, desamparado en el mundo quedó.

Mis recuerdos  de mi madre llegan a mi
como aleteo de mariposa,
recuerdo cuando me abrazaba
con sus brazos de ángel majestuosa.

Recuerdo desvanecido,
llegó nuevamente la figura del infeliz hombre
envuelto en los mantos de la soledad,
envejeció y murió junto a aquella ventana,
se lo llevó la tristeza y sin ninguna piedad.

Y yo solo aquí,
estático y nada mas
y sin embargo la mujer se acercó
y derramó sobre él los últimos pétalos.

La oscuridad vuelve a mi nuevamente,
pero esta vez no había nada a mi alrededor,
solo yo en medio de la infinidad,
y ese eterno periodo me parece aterrador.

Grité desesperado,
si era una pesadilla, que acabara rápido;
si se trataba de la muerte, que me llevara de una vez;
no existen palabras que describan tal martirio.

En medio de mi llanto de dolor y exasperación
se abre una puerta hacia lo que es eterno
y de ella sale la misma mujer encapuchada
acercándose hacia mi a paso lento.

Y sin decirme nada antes
me besa con tal pasión
que mis emociones se congelaron,
para luego darme cuenta que no solo ellas,
sino de todo mi ser se llevó esa acción.

El intacto corazón de la flor
se introdujo en mi ya no material cuerpo
a ella ahora le toca descansar para siempre
pues su alma esta en paz con el tiempo.

Su capucha ahora visto yo,
una nueva flor se encuentra ahora en mi mano,
me cubro la cabeza asumiendo
que ya no es persona aquel que alguna vez hizo tanto daño.




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2 comentarios:

Anónimo dijo...

"ya no es persona aquel que alguna vez hizo tanto daño " me gusta ,me gusta,me gusta. Me gusta los mensajes que entrega,me gusta la sensación que me deja,me gusta la reflexión que provoca,me gusta la intensidad con la que escribiste y la forma en que lo hiciste. Me gusta :)
pd: feliz cumpleaños atrasado,espero que sigas teniendo tan bellos recuerdos para seguir tallando por una buena cantidad de años más,que nunca pierdas tu chispa especial y que sigas iluminando el cibermundo desde ese tan bello asteroide del que provienes y tranquilo,ya se vendrá esa celebración,conozco otro blog por ahí,interesado en compartir contigo :) jiji

Cristobal dijo...

en respuesta al comentario anterior: el blog agradece mucho tus saludos, y espera con ansias esa celebracion :D